Esperamos aclararos algunos conceptos básicos, dado que hoy en día hasta la escuela infantil más tradicional en Madrid hace uso de esta palabra, la filosofía María Montessori, desvirtuando todo su contenido. Empecemos:
El niño es el centro
La aportación más importante de Montessori fue el «Descubrimiento del Niño“. Es decir, el niño es el centro de su propio proceso de desarrollo como ser humano, al igual que lo es en Kindermundi: es en torno a los peques donde nuestro trabajo cobra sentido.
Lo importante son ellos, no nosotras como educadoras. Esto quiere decir que son escuchados y tenidos en cuenta como seres humanos en relación a su edad madurativa y social. Por tanto nos acogemos a lo que defendió Montessori como una de las teorías acerca de la educación del desarrollo:
«El niño no es un adulto en miniatura ni una cosa pasiva, sino que tiene necesidades e intereses propios, es un ser que juega, experimenta y se adapta al medio físico y social que le rodea“ (El método de la pedagogía científica).
La libertad del niño
Montessori defiende este proceso de desarrollo del niño como ser humano, dentro de un método basado en el principio de libertad en un medio preparado. Puesto que educar para Montessori significaba favorecer el desarrollo, la libertad pasa a ocupar un lugar fundamental. Dicha libertad se manifiesta, según Montessori, en la supresión de coacciones externas, como el mobiliario escolar fijo e internas, como los premios y los castigos.
Aclaramos brevemente esto: para Montessori, tanto el premio como el castigo, son excitaciones que tienen por objeto provocar el esfuerzo, por lo que según ella con este sistema es imposible pensar en el desarrollo natural del niño, ya que el castigo es siempre una represión y no una motivación. Con esta definición Montessori se aleja del actual debate moral en relación a esta materia.
Volviendo a nuestro tema, la libertad ha de ser sinónimo de actividad. Además de que cuando se habla de libertad en el método Montessori, no tiene nada que ver con que cada uno pueda hacer lo que quiera, sino que se introducen límites, razonamientos y sus porqués. Esta manera de trabajar caracteriza nuestro día a día en Valdemarín.
La guia y la ayuda
Otra de las grandes aportaciones de Montessori fue el papel que le adjudicó a la maestra o al personal educativo en la institución. «La maestra es una guía por la ruta de los descubrimientos, enseña poco, obeserva mucho y sobre todo tiene la misión de dirigir la actividad psíquica de los niños y su desarrollo fisiológico“.
Por tanto, la maestra es una adulta que ayuda al niño a desarrollarse. Esta educa para la autonomía, para hacer independientes a los niños, cosa que es pilar fundamental en todo el concepto educativo de Valdemaría. Junto a esto para Montessori la maestra tiene la «obligación imprescindible“ de estar en constante contacto con las familias y con sus «discípulos“.